A través de su característico trazo en los dibujos, Sfar nos introduce en una vampiresca historia cargada de humor. El pequeño vampiro, como cualquier otro niño de su edad, quiere asistir a la escuela, sin tener en cuenta los conflictos que con su decisión surgirán en la siniestra comunidad a la que pertenece. Lo cierto es que la historia, al margen de lo insólito de sus protagonistas, pone de relieve el papel de la escuela como fuente de conocimiento y elemento socializador de decisiva importancia.
El Pequeno Vampiro Pdf
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Ha ocurrido algo maravilloso; algo que hasta el momento sólo sucedía en las historiasde misterio: Anton ha conocido a Rüdiger, un vampiro de los de verdad. Las aventurasque siempre ha imaginado van a hacerse por fin realidad ante el asombro de suspadres: criptas secretas, vuelos nocturnos, cementerios abandonados...
Este libro es para Burghardt Bodenburg, quien, con sus blandos dientes, nunca podría llegar aser vampiro, y para Ada-Verena Gass, que domina magistralmente la mirada del vampiro, y,además, para Katja, que sabe gritar Iiiih, un vampiro! de forma tan admirable, y para todosaquellos a los que les gusta tanto como a mí leer historias de vampiros!
Rüdiger, el pequeño vampiro, es vampiro desde hace por lo menos ciento cincuenta años. Elhecho de que sea tan pequeño tiene una razón sencilla: se convirtió ya de niño en vampiro. Su
amistad con Anton empezó estando una vez Anton nuevamente solo en casa. Allí estaba derepente el pequeño vampiro sentado en el poyete de la ventana. Anton temblaba de miedo, peroel pequeño vampiro le aseguró que ya había comido. Realmente, Anton se había imaginado alos vampiros mucho más terribles y, después de que Rüdiger le confesara su predilección por las
historias de vampiros y su temor a la oscuridad, le encontró verdaderamente simpático. A partirde entonces la vida bastante monótona de Anton se volvió muy emocionante: el pequeñovampiro trajo consigo también una capa par a él, y juntos volaron hacia el cementerio y la
Lumpi el Fuerte, hermano mayor de Rüdiger, es un vampiro muy irascible. Su voz, a veces alta,a veces chillona, demuestra que él se encuentra en los años de crecimiento. Lo único malo esque no saldrá nunca de este difícil estado, porque se convirtió en vampiro durante la pubertad.
Se metió el osito de goma en la boca y lo masticó de un lado a otro durante un rato. De repente loescupió, lanzándolo en un arco elevado, y empezó a dar graznidos y a toser. Al mismo tiempoprofería los más espantosos juramentos y maldiciones. Anton aprovechó la ocasión para ponersea cubierto tras el escritorio. Pero el vampiro se había quedado tan débil por el ataque de tos quese hundió en la cama y no se movió durante minutos. Entonces sacó de debajo de la capa un granpañuelo tinto en sangre y se limpió larga y detenidamente la nariz.
Esto no hubiera debido decirlo, pues el vampiro prorrumpió en un bramido desgarrador y seabalanzó sobre Anton. Pero Anton fue más rápido. Con la velocidad del rayo se deslizó pordebajo del escritorio y se apresuró hacia la puerta, seguido de cerca por el vampiro que bufaba decoraje. Poco antes de la puerta el vampiro lo había alcanzado.
encuadernación lila, se llamaba La venganza de Drácula. Anton había colocado los dos libros deforma que el vampiro tuviera que verlos necesariamente. Del armario colgaba un póster queAnton mismo había pintado la noche anterior. Mostraba a un vampiro en el preciso momento delevantarse de la tumba. Particularmente logrados encontraba Anton el rostro, pálido como el deun muerto, con los ojos ensombrecidos de negro a su alrededor y la roja boca, ya medio abierta,de la que salían los colmillos, agudos como cuchillos.
Debería incluir quizá un par de murciélagos más? Realmente eran difíciles de pintar. Tomó dela estantería el libro con las doce historias más terribles de vampiros y observó el murciélago dela cubierta. Repugnante sí que era, y también le iba bien a su cuadro..., pero Anton prefirióretrasar la decisión hasta el día siguiente y se echó entonces cómodamente en su cama.
Había empezado a leer la primera historia del libro el día anterior. Trataba de una fiesta dedisfraces a la que los invitados se habían presentado con todos los disfraces que se puedaimaginar... y uno había ido de vampiro. Su disfraz era tan bueno que todos huían y se asustabande él. Cuando a medianoche tuvieron que quitarse los disfraces, él se quedó tal como estaba, y derepente todos se dieron cuenta de que... no estaba disfrazado en absoluto!
Ahora, naturalmente, se había echado todo a perder! Si solamente supiera cómo podía preveniral vampiro...! Si hubiera solamente una posibilidad de comunicarse con él! Anton se echó sobresu cama y enterró la cabeza bajo la manta.
equivocado. Pero entonces volvieron a golpear, y como alcanzado por un rayo saltó de la cama,corrió a la ventana y echó los visillos a un lado: en el alféizar estaba sentado el vampiro!Sonreía y hacía señas a Anton de que le dejara entrar. Con un rápido vistazo atrás Anton seaseguró de que la puerta de su habitación seguía cerrada como antes; entonces abrió la ventana.Su corazón latía rápido y con fuerza, y sus manos temblaban cuando levantó el cerrojo.
Apenas había desaparecido, cuando el vampiro salió del armario tambaleándose y tomando aire.Su rostro estaba aún más pálido que de costumbre y sus dientes castañeteaban unos contra otroshorriblemente alto.
En la calle, seis pisos debajo de él, se habían encendido las farolas. Una mariposa grande y negrarevoloteaba allí; se aproximó lentamente y empezó a subir con grandes impulsos hasta queestuvo a la altura de la ventana de Anton. En ese momento se produjo en ella una raratransformación: en primer lugar aparecieron dos pies bajo las alas, después asomaron dos manosy, finalmente, vio Anton una horrorosa cabeza que le era muy familiar. Era el pequeño vampiro,que ahora aterrizaba con un hábil giro junto a Anton en la repisa de la ventana.
Y de debajo de su capa sacó otra de igual corte y también negra. Que era una auténtica capa devampiro lo reconoció estremeciéndose Anton por las muchas manchas de sangre y el olor a tierrahúmeda, madera podrida y rancio aire de tumba.
Le vino a la memoria la historia de la fiesta de disfraces. No se convertiría quizá él mismo enun vampiro si se ponía la capa? En las historias que él había leído las víctimas debían sermordidas antes, pero... sabía acaso qué era lo que pretendía hacer con él el vampiro?
Anton, no obstante, se sentía un poco angustiado cuando saltaron por encima del muro delcementerio y se hallaron de repente en medio de lápidas derrumbadas, cruces desmoronadas yexuberante maleza. Reinaba un silencio inquietante y, a la luz de la luna, el cementerio parecíamás sombrío e irreal. Pero en ningún sitio pudo descubrir Anton el rastro de una tumba habitada.El vampiro sonrió.
Durante un momento Anton permaneció de pie, indeciso. Debía seguirlo al interior de la cripta?Quién le decía que no era una trampa? Por otro lado..., no había sido siempre el vampirosincero con él? Y no era mucho más peligroso estar allí solo en medio de la noche y en elcementerio? Si, por ejemplo, volviera en ese momento uno de los vampiros... No! En cualquiercaso era mejor confiar en Rüdiger, que conocía todos los peligros del cementerio, y bajar!
Con pasos inseguros, Anton fue hacia abajo escalón por escalón hasta llegar de repente a unagruta. Era una habitación baja, sólo iluminada débilmente por la delgada vela que estabaencendida en un nicho junto a la entrada. A excepción de los ataúdes apoyados en las paredes,estaba completamente vacía. Encima del primer ataúd estaba de pie el pequeño vampiro mirandode frente a Anton con una resplandeciente sonrisa.
En ese momento oyó una suave llamada que parecía venir de uno de los ataúdes. Se quedó rígidode espanto. No estaban solos en la cripta? Le había mentido Rüdiger? Pero también en elrostro del vampiro se reflejaban la sorpresa y el miedo.
Pero quizá no fuera tan malo que ella zurciera los agujeros. En realidad, el vampiro debía podervolar mucho mejor con una capa sin agujeros. Al final tendría razón su madre y él estaríarealmente agradecido por el zurcido!
Domingo a mediodía de doce a tres: ésas eran las horas más aburridas e inútiles de toda lasemana, según creía Anton. A partir de las doce olía por todas partes a asado de domingo,después se comía, y luego se dormía la siesta. Los niños no tenían ninguna autoridad duranteesas horas. Ay de ellos si jugaban al fútbol en la calle o daban vueltas por ahí con la bicicleta!Así ocurría que el ascensor en el que Anton bajaba entonces estaba completamente vacío.También la calle estaba desierta. No pasaba ni un coche. Anton caminaba sobre el bordillo de laacera y hacía girar la bolsa en la que había guardado la capa. Sabía que sus padres habían salidoal balcón para decirle adiós, pero miraba hosco hacia el frente. Es que iban a esperar hasta el díadel juicio? Acaso no iba a regresar nunca más con vida? Pensando en lo que se le venía encimaen el cementerio, se sintió en una situación crítica. Cómo iba a llevar la capa a la cripta a plenaluz del día? Y cómo iba a invitar a Rüdiger? Con una carta? Como medida precautoria llevabaun cuaderno de notas y un lápiz. Pero seguro que delante de la cripta no había ningún buzón! Ysi bajaba al interior de la cripta y dejaba la carta a Rüdiger en el ataúd, se despertarían quizá losotros vampiros y lo que pasara entonces... 2ff7e9595c
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